Publicado el: 7 agosto 2020

Estaba toda la familia reunida en la sobre mesa, cuando conversaron la necesidad de ayudar a los vecinos, que lo estaban pasando mal con la pandemia. Todos donaron lo que tenían en sus casas y así surgió la olla común “La Pilucha”.

Es por mi abuela que falleció hace tres años, ella se llamaba Pilar (Muñoz) y siempre hablaba con picardía y en doble sentido. Entonces como era una persona bien cooperadora, le pusimos el nombre en honor a ellaexplica Dayana Bravo. Su madre, Ana Letelier, recuerda con emoción que “si veía a alguien necesitado le daba, si podía se sacaba el pan de la boca. Creo que si  hubiera estado viva, habría hecho exactamente lo mismo que nosotros”.

La sede de “La Pilucha” es Nocedal 8171, la casa del padre de Ana, “la chef” de la olla común. En este sitio viven varias familias, en total 11 personas, que ayudan en la olla. Pero, no es la única. En los últimos meses varias familias se han organizado con los vecinos de su sector, para hacer ollas comunes familiares.

En total, el municipio de Cerro Navia apoya hoy a 86 ollas comunes a través de las donaciones que realizan empresas y particulares al Banco de Alimentos, un número que la necesidad incrementa cada semana.

“Esto se le ocurrió a mi pareja (Aníbal Pérez) y entre los familiares juntamos seis kilos de porotos y cocinamos 50 platos un día sábado, hoy vamos en 250 porciones” cuenta Dayana. Añade orgullosa que “la que cocina es mi mamá (Ana) porque ella tiene más experiencia y sabe de las cantidades, yo sé cocinar porciones chicas. Entre todos aquí pelamos las papas, picamos repollo o zapallo. Lo hacemos el día anterior, para dedicarnos a cocinar en la mañana, ya que los vecinos están acostumbrados a que la comida esté lista a las 13 horas, la idea es no atrasarnos”.

Cada persona lleva su olla y a los que están en situación de calle les entregan la comida en bandejas. Ahora, si alguien  está contagiado con COVID-19  le van a dejar las colaciones a la casa. “Va mi primo en una moto y se las deja en la puerta de la casa. La Municipalidad nos hizo exámenes de PCR y todos salímos negativos, además  ocupamos pechera, guantes y mascarilla, y  les pedimos a la gente venir con mascarilla y tomar distancia, para así evitar los contagios” precisa Dayana Bravo.

“La Pilucha” funciona los lunes, martes y jueves, y las personas reciben un plato de fondo, ensalada, postre cuando hay y pan. A la semana entregan cerca de 600 colaciones, pero lo complejo es gestionar los aportes.

“Los días de feria ponemos un toldo con el nombre de la olla y una cajita, y la gente que va a comprar mercadería siempre nos deja algo, incluso nos preguntan qué necesitamos.  Además, el alcalde nos trajo  donaciones del Banco de Alimentos y un fondo,  ya que como antes cocinábamos a leña, el que teníamos se nos empezó a quemar y se le hizo un hoyo. Lo que más se necesita eso sí son las proteínas, la carne” explica Dayana. En la gestión de la olla su pareja, Aníbal Pérez, ha sido de gran ayuda.

A través del Facebook de Aníbal masificaron  a la “La Pilucha” y empezó a llegar el apoyo. Él publica todas las ayudas, para hacerlo más trasparente. “La mayoría de los que aportan dinero son conocidos, con eso compro proteínas y bandejas para entregar las comidas. Yo hago las compras hasta que vuelva a trabajar, estoy con suspensión laboral, soy bodeguero y administrativo, por eso me manejo en el tema”.

Ana cuenta también que ”los días domingos voy con mi yerno (Aníbal) y mi papá  a La Vega, a él lo conocen allá de años, vamos a las 5 de la mañana y yo me dedico a recolectar donaciones de verduras”.

Al final todo se trata de colaborar. “Las personas que ayudamos son agradecidas, no hemos tenido ningún problema, tenemos vecinos muy cooperadores y una vecina que si ve que estamos muy atareados se acerca y ayuda a pelar papas o nos presta mesas si nos faltan” dice Dayana. Algo que confirma Ana, a quién los vecinos alaban su buena mano para la cocina. “Es una experiencia bonita, uno se siente orgullosa de ayudar a la gente, de ver que pueden tener un plato de comida caliente en su casa” finaliza.