Publicado el: 24 julio 2020

La cesantía ha golpeado a muchos hogares en Cerro Navia. Sobre todo a las familias de los conductores de furgones escolares. Desde que comenzó la crisis sanitaria en la comuna y los niños y niñas dejaron de asistir a clases, muchos debieron reinventarse para poder subsistir.

Tal es el caso de Norma Villagra (48), “tía” de furgón escolar en colegios de Cerro Navia. “De un día para otro quedé sin recursos, ni siquiera los papás me pudieron pagar el mes de marzo completo” recordó Norma. Vive con su marido, que también quedó cesante en la misma época, y sus dos hijos de 20 y 12 años. “Mi esposo era administrativo de Recursos Humanos en una empresa de alimentos, le iba bien, pero lo despidieron y hoy hace trabajos temporales de chofer”.

“No podía exigir a los padres que pagaran el servicio de transporte escolar, si no lo estaba entregando. Además, hubo mucha gente que quedó sin empleo. Me vi sin recursos en abril y mayo, y en junio la oferta de trabajar repartiendo cajas fue esperanzadora para mí” explicó Norma Villagra.

Norma es una de los 102 vecinos y vecinas contratados exclusivamente por la Municipalidad, para fortalecer el despliegue de entrega de cajas de alimentos del Gobierno y municipales en la comuna. El municipio le entrega un traje protector, mascarillas, escudos faciales y en su furgón tiene amonio cuaternario, alcohol puro y alcohol gel. Además, su equipo tiene precaución con el contacto con la gente, sobre todo en las casas donde hay personas con COVID-19. “Tratamos que las personas no se aglomeren, les solicitamos ponerse mascarilla y mantener el distanciamiento social” detalló.

Junto a dos funcionarios reparten a diario entre 120 a 150 cajas en varios viajes. Eso sí, todo depende de la planilla de direcciones que le den. Precisó que “nos complementamos, si hay que cargar el furgón lo hacemos entre los tres, la gente nos recibe muy bien. Pero sufrimos algunas tensiones. A veces las personas se molestan cuando no reciben la caja, y es entendible porque hay mucha necesidad, la gente está pasando hambre”.

Con angustia recordó “nos hemos topado en un mismo sitio con cinco familias compuestas cada una por cuatro o más personas, uno dice como puede ser que vivan en un mismo lugar más de veinte personas. Vivir en terreno la realidad de la comuna, es otra cosa… uno a veces se queda corta”. Pero también puede ser gratificante. Un día llegamos a un pasaje donde la gente se conocía entre ellos, los vecinos ayudaban a las abuelitas que no podían salir a firmar, nos ofrecían jugo, naranjas, galletas,  no nos dejaban ir. La gente en agradecimiento te da lo que no tiene”.

A juicio de Norma, “la crespita” como la conocen todos sus compañeros, “la Municipalidad está generando empleo con la misma gente de Cerro Navia. Me parece muy bien, para mí fue la oportunidad de generar ingresos para mi familia. Hoy me siento súper cómoda entregando cajas, valorizada, que estoy haciendo una labor social y más encima me están hasta pagando”.