Publicado el: 15 septiembre 2021

 

Tiene 22 años y está en cuarto año de Kinesiología en la Universidad Autónoma. Katia Faúndez desde diciembre de 2018 entrena Muay Thai, un deporte de contacto conocido también como boxeo tailandés, el que se practica con golpes y técnicas de puños, pies, rodillas, codos y clinch.

Creció en las cercanías de calle La Capilla, donde tiene a casi toda su familia. Hoy vive en Petersen con sus padres y su hija de 4 años, que son su principal pilar de apoyo en todo el proceso de profesionalizar su carrera como deportista, para lo que además busca auspiciadores y patrocinio.

El 28 de agosto saltó a la fama tras pelear junto a Josefa Téllez en una nueva versión de Live Fight Night, que fue transmitido por TNTSport por primera vez. Katia no solo ganó la pelea, sino también el respeto y reconocimiento a nivel nacional, y espera pronto arrasar con toda Latinoamérica.

¿Cómo empezaste a practicar esta disciplina?

Llegué al gimnasio porque estaba pasando por un mal momento en mi vida. Con mi compañera Angie nos empezamos a hacer amigas y me decía ‘ya po’, prueba, ¿cuándo te vas a quedar a una clase?’. Me insistió tanto que un día me quedé para probar. Desde ahí que no me acuerdo cuándo dejé de entrenar, nunca más paré.

En un poco más de 2 años has crecido mucho, ¿fuiste a entrenar a Tailandia?

Fui con mi entrenador y mi compañera porque queríamos conocer a los “Kru”, que son los entrenadores, se llaman así porque tienen mucha experiencia. Mi Kru es mi entrenador, Andrés Álvarez, él me enseñó todo lo que sé. Allá fuimos a puro entrenar, queríamos conocer la cultura de la disciplina, las técnicas, conocer el Muay Thai desde su cuna.

Fue importante ese viaje para tu carrera.

Yo quería saber si esto realmente era lo que quería hacer y me convenció totalmente.

¿La pelea de agosto fue un gran hito para ti?

Sí, primero porque fuimos las primeras mujeres en Chile en pelear Muay Thai en jaula con guantes de MMA (Artes Marciales Mixtas). Este evento fue el único que sale por la tele, para los otros hay que pagar. Cuando salió esta oportunidad, fue nuestro momento de hacer conocido el Muay Thai. Como segundo punto, sirvió para que la gente vea quién soy yo como peleadora porque me proyecto el día me mañana como deportista.

¿Te empezó a seguir más gente en tus redes sociales?

Sí, fue un boom. Yo partí el evento con 800 seguidores y ahora van como 3 mil y algo. Cuando me bajé del ring toda machucada, reposé un poco, tomé el teléfono para hablar con mi familia y tenía más de 100 mensajes de Instagram, la gente me escribía: ‘lo que hiciste fue de clase mundial, soy tu fan’ y para mí que no soy famosa, que te digan que te aman, es como raro (ríe).

¿Acá en la comuna te han dicho algo?

Todos mis vecinos vieron la pelea, todos, todos. Ahora me dicen ‘sigue así sobrina’, ‘sigue entrenando, lo haces muy bien’. Mi primo me comentó que estaba hablando sobre la pelea en la feria y las personas comentaban que la pelea estuvo muy buena y eso me impactó un poco porque yo sentía que la gente de aquí no tiende a ver mucho deporte, pero como me conocían de chiquitita, fue como grande. Ahora sí que todo el barrio me conoce.

¿Hace cuánto vives en Cerro Navia?

Toda mi vida he vivido en Cerro Navia, mismo barrio del gimnasio. De hecho, frente al gimnasio viven mis tías, mi abuela, toda mi familia. Nosotros partimos viviendo en la casa de mi abuela, como una familia igual bien pobre entre comillas. Vivíamos en la pieza de mi abuela y toda mi familia vivía ahí. De a poquito empezaron a mudarse las tías y yo me mudé después como dos calles más allá.

¿Tus amigos o tu familia te dicen algo por practicar este deporte?

Mi familia como es de barrio, es más peleonera y me dicen ‘eres buena pa’ los combos, igual que yo’, cosas así. Pero mi mamá, estaba ahí no más. Fue todo de a poquito, primero un moretón chiquitito, después dos moretones, tres. Me decía ‘cuídate la cara, la nariz sobre todo que no te la vayan a quebrar’, pero igual el entrenamiento no es agresivo, así que no le tomaron miedo a que entrenara, sino cuando fui a pelear. Ahí mi mamá con la mano en el corazón decía ‘mi hija, mi hija, que no le hagan nada’, pero ya se ha ido acostumbrando un poco.

¿Te sientes una buena influencia para otras personas?

No me definiría como un ejemplo porque sería como muy egocéntrico, pero sí creo que soy ejemplo de superación. Vivir en una población ya te limita bastante en sí, pero mis papás se enfocaron en que yo estudiara y de ahí en adelante pude ir subiendo una escalera. Después de eso fui mamá y tuve la suerte que mi familia me apoyó y pude seguir estudiando. Creo que la gente de población a veces toma otros rumbos que quizás no son muy buenos y les sirve ver a alguien que lo pudo lograr.

¿Cómo ves tu futuro como deportista?

Ahora recién lo veo como futuro. Cuando viajé a Tailandia supe que era lo que quería hacer, pero tiendo a pensar en que tengo que entrenar no más. Si entreno, mañana estaré peleando en otro lado, en ligas mayores. Creo que se viene un camino difícil, porque el camino de los deportistas es difícil. Va a ser un poco complicado llegar a donde yo quiera, pero la constancia y la disciplina me va a llevar a serlo.

¿Qué esperas para el futuro de la comuna de Cerro Navia?

Me gustaría que se abrieran más espacios para el deporte. Yo sé que la comuna tiene varios proyectos enfocados en el deporte, pero falta motivar a las personas a que participen.

¿Serías parte de ese trabajo?

Sí, me encantaría. Me encanta ayudar, me encanta ver que hay cambios en otras personas y, si yo soy parte de eso acá en Cerro Navia, feliz de hacerlo.